-No creo en la igualdad de todas las cosas, solo en la igualdad ante la ley y nada más.
El comentario creó un gran revuelo en la Cámara ante el inesperado comentario del político. Su oponente le miró con cara de incredulidad, con un par de pinceladas de inquietud. Esto no estaba saliendo según lo previsto.
-Eso.....eso no es así.-gritó balbuceando, sin saber que decir. Por un momento no sabía que hacer, pero rápidamente volvió a enderezar su postura e intentó forzar la situación.-Usted cree que los negros son iguales que los hombres blancos, lo ha dicho miles de veces.
-Vergonzoso, vergonzoso- comenzó a gritar, George Pendelton, el opositor principal a Tadeus Stevens.-Déjese de trucos y responda al diputado Wood.
-No creo en la igualdad en todas las cosas, solo en la igualdad ante la ley.
Toda la Cámara de representantes comenzó a bullir en acusaciones entre los diputados de diferentes partidos. Incluso algunos de los periodistas que estaban tomando notas para la prensa comenzaron a gritar. Nadie esperaba de Stevens esa reacción.
Goerge volvió a la carga con más calumnias para intentar hacer estallar a Tadeus y así demostrar que la Cámara no era ajena a la igualdad racial. De esta manera, la mayoría de los que apoyaban el desarrollo de la décimo tercera enmienda perderían todo el respaldo social que tenía:
-¡Su intento desesperado de faltar a la verdad es indigno de un representante! ¡Es más es indigno de un hombre blanco!
Tadeus se giró para mirarle directamente a los ojos, mostrando en ellos su rabia interior por el comentario que acababa de hacer.
-Cómo voy a sostener que todos los hombres son iguales, cuando veo ante mí al altanero, hediondo, el despojo ético de ese antiguo caballero de Ohio. Prueba viviente de que hay hombres inferiores, dotados por Dios de un intelecto limitado, impermeable a la razón. Con un cielo pálido y gélido corriendo por sus venas en lugar de sangre. ¡Tú, eres más reptil que hombre, George! ¡Tan rastrero y plano, que un pie humano es incapaz de aplastarte!
-No seas osado.-comentó Pendelton enfurecido.
-Pero incluso tú, Pendelton, a quién deberían haber ahorcado hace años por traición.¡Incluso un ingenuo y un mezquino como tú, debería ser tratado con igualdad ante la ley!
Todas las personas presentes en la Cámara de representantes, a excepción de los opositores, se levantaron y vitorearon a Tadeus entre aplausos y gritos.
- Y por eso repetiré una y otra vez, que no creo en la igualdad de todas las cosas. ¡Solo en la igualdad ante la ley!
Fragmeto de la Película Lincoln (2012) de Steven Spielberg.
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miércoles, 16 de octubre de 2013
lunes, 29 de abril de 2013
Castle
Hay dos clases de personas que se pasan todo el día pensando en cómo matar a alguien, los psicópatas y los escritores de misterio. Yo soy de los que cobran más. ¿Y quién soy yo? Soy Rich Castle.
Quiero dedicar esta entrada a Castle; una serie policíaca que llevo viendo desde el año pasado y que he de reconocer que me encanta. El argumento es diferente al de otras series, el protagonista es un escritor de libros de asesinato que ayuda a una inspectora de la policía de Nueva York para poder inspirarse para sus libros. Resuelven los casos con sus otros dos compañeros, Esposito y Ryan, quienes presentan entre ellos una firme lealtad y amistad, defendiendo valores como la amistad y el respeto de una manera soberbia.
Creo que esta serie es diferente a otras series policíacas debido al toque humorístico que le dan los personajes, al margen de estar en situaciones duras, no como en otras en las que los actores apenas sonríen a cámara una vez en todo el episodio. Además también tratan temas más profundos como el consumo impulsivo, la psicología y la ciencia de la deducción, tema que hace que inevitablemente me acuerde de mi querido Sherlock Holmes.
Tal vez sea por mi afición a los libros de misterio, por lo entretenida que es la serie o por los problemas personales que tiene cada personaje, pero para mi esta serie tiene un algo muy especial.
lunes, 11 de marzo de 2013
Sherlock y botánica
El pasado sábado, después de comer, me pregunté qué podía hacer en mi rato de tiempo libre. No me apetecía leer, llevaba varios días en los que dedicaba todos mis ratos libres únicamente a la lectura y, francamente, necesitaba salir un poco de mis libros. Me planteé darme un paseo, pero al asomarme a la ventana vi que estaba nevando una barbaridad para lo que es Calamocha, así que decidí volver a ver la película Sherlock Holmes (ya he comentado en alguna entrada anterior mi gran admiración hacia este personaje de novela), ya que me encanta, a pesar de que algunos digan que no es fiel a los libros. Para aquellos que no hayan leído los libros ni hayan visto las películas de Sherlock Holmes, comentaré que se desarrollan a finales del siglo XIX, la época del nacimiento de la química y de la evolución de la biología y la botánica; de hecho en más de una historia Holmes lleva entre manos un experimento químico.
Pues bien, a mitad de la película hay una escena en la que el "malo" (un brujo que se vale de la nueva química para hacer "magia") utiliza un planta para reducir el pulso cardíaco y así fingir su muerte. Dicha planta es nombrada como Rododendron Ponticum.
Un laboratorio del siglo XIX mostrado en la película.
Existe una toxina refinada a partir del néctar del Rododendron Ponticum que goza de triste
fama en la región de Turquía bañada por el Mar Negro, pues provoca una
parálisis aparentemente mortal. Lo suficiente como para inducir a error a una
mente médica tan tenaz y preparada como la suya, Watson. Se conoce localmente
como el Mal de la Miel Loca.
Hoja de rododendro mostrada en el laboratorio de la imagen anterior
Tras escuchar esto mi dije ¿y esto será verdad?Es bien sabido por los amigos de la ciencia, que los directores de cine suelen inventar sustancias, plantas o animales; los cuales usan para darle un aire lógico y verídico al argumento, pero que en realidad son puras falacias. Pues bien, el Rododendron Ponticum es un arbusto perenne cuyas hojas recuerdan a las del laurel y que se puede encontrar en la Turquía cercana al Mar Negro y en algunas regiones del sur de España. Su flor es de color púrpura, de la cual se produce una miel famosa por ser un potente afrodisíaco. Sin embargo, en algunas ocasiones esa miel puede causar fuertes problemas al consumidor; como vómitos, mareos, desmayos y la reducción del pulso cardíaco sin producir la muerte. A esto se le conoce como el Mal de la Miel Loca.
Planta real de Rododendrom Ponticum
Este problema es un tipo de intoxicación (podríamos decir que el rododendro es un veneno) causada por la excesiva concentración de grayanotoxinas, unas sustancias que reducen la presión sanguínea y reducen el ritmo cardíaco, de manera que la película estaba en lo cierto, no se ha inventado nada sobre este tema. Me gustaría aquí recalcar la importancia de la ciencia de la botánica (aquella que estudia el reino de las plantas), ya que a pesar de no ser considerada como una de las más importantes, tiene una gran aplicación en campos como la farmacia y la química.
miércoles, 6 de febrero de 2013
Oh Capitán, mi capitán
Hoy en clase hemos visto la famosa película El Club de los Poetas Muertos. La película trata de unos alumnos de un colegio, durante su último año antes de ir a la Universidad, tienen un profesor de literatura que se sale un poco de lo normal. En vez de pedirles estudiar, les enseña a los autores clásicos para que les sirvan de ejemplo y de inspiración, les anima a que escriban poemas y a que los lean en público. Les enseña a que amen la poesía y les anima a que la sientan. Ellos, entusiasmados, crean un club secreto en el que se reúnen para leer poesía y para comentar reflexiones, bajo el lema Carpe Diem.
Con el uso de estas palabras, los estudiantes descubren las oportunidades que les brinda la vida si se atreven a hacerle frente; al amor por lo nuevo, por el arte, por la aventura; el saber aprovechar tus capacidades para hacer lo que realmente quieres.Para mí, el mensaje de esta película es realmente positivo y puede que a más de uno les sirva de inspiración para lanzarse a comerse el mundo y hacer de la vida algo alegre y hermoso.
Este poema de Walt Whitman, es nombrado por el profesor varias veces a lo largo de la película.
Con el uso de estas palabras, los estudiantes descubren las oportunidades que les brinda la vida si se atreven a hacerle frente; al amor por lo nuevo, por el arte, por la aventura; el saber aprovechar tus capacidades para hacer lo que realmente quieres.Para mí, el mensaje de esta película es realmente positivo y puede que a más de uno les sirva de inspiración para lanzarse a comerse el mundo y hacer de la vida algo alegre y hermoso.
Este poema de Walt Whitman, es nombrado por el profesor varias veces a lo largo de la película.
Oh capitán, mi capitán
Oh Capitán, mi Capitán:
nuestro azaroso viaje ha terminado.
Al fin venció la nave y el premio fue ganado.
Ya el puerto se halla próximo,
ya se oye la campana
y ver se puede el pueblo entre vítores, con la mirada sigue la nao soberana.
Mas ¿no ves, corazón, oh corazón,
como los hilos rojos van rodando
sobre el puente en el cual mi Capitán
permanece extendido, helado y muerto?
Oh Capitán, mi Capitán:
levántate aguerrido y escucha cual te llaman
tropeles de campanas.
Por ti se izan banderas y los clarines claman.
Son para ti los ramos, las coronas, las cintas.
Por ti la multitud se arremolina,
por ti llora, por ti su alma llamea
y la mirada ansiosa, con verte, se recrea.
Oh Capitán, ¡mi Padre amado!
Voy mi brazo a poner sobre tu cuello.
Es sólo una ilusión que en este puente
te encuentres extendido, helado y muerto.
Mi padre no responde.
Sus labios no se mueven.
Está pálido, pálido. Casi sin pulso, inerte.
No puede ya animarle mi ansioso brazo fuerte.
Anclada está la nave: su ruta ha concluido.
Feliz entra en el puerto de vuelta de su viaje.
La nave ya ha vencido la furia del oleaje.
Oh playas, alegraos; sonad, claras campanas
en tanto que camino con paso triste, incierto,
por el puente do está mi Capitán
para siempre extendido, helado y muerto.

sábado, 29 de diciembre de 2012
El hobbit, de los pequeños comienzos nacen las grandes leyendas
En Junio, cuando me enteré de que iban a sacar la primera parte de la película del Hobbit y vi en trailer, cogí el libro y comencé a releerlo por segunda vez; como ya he dicho en otra entrada anterior, este fue el primer libro que me enganchó de verdad y le tengo mucho cariño.
Pues bien, la semana pasada me fui a ver la película al cine y he de decirlo: es espectacular. No solo por el argumento, que ya de por sí es magnánimo (aunque haya sido retocada un poquitín), sino también por la música épica que lo ambienta todo el rato y los paisajes que muestra.
Bilbo, un joven hobbit, tranquilo y discreto, se ve inmerso en una aventura con doce enanos y el mago Gandalf. Aunque al principio acepta a regañadientes, y en más de una ocasión le apetece volver a su casa en Hobbiton, se mantiene en su lugar de manera estoica.
Bueno os recomiendo que vayáis a verla, merece la pena, aunque sea un poco larga.
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Pues bien, la semana pasada me fui a ver la película al cine y he de decirlo: es espectacular. No solo por el argumento, que ya de por sí es magnánimo (aunque haya sido retocada un poquitín), sino también por la música épica que lo ambienta todo el rato y los paisajes que muestra.
Bilbo, un joven hobbit, tranquilo y discreto, se ve inmerso en una aventura con doce enanos y el mago Gandalf. Aunque al principio acepta a regañadientes, y en más de una ocasión le apetece volver a su casa en Hobbiton, se mantiene en su lugar de manera estoica.
Bueno os recomiendo que vayáis a verla, merece la pena, aunque sea un poco larga.
viernes, 18 de mayo de 2012
La Causa
El teniente
Cornwallis miró por el catalejo. Los milicianos habían salido despavoridos ante
su infantería de casacas rojas., tras un cruce de dos disparos en cada bando. A
Corwallis no le gustaban las milicias. Para él eran tropas formadas por campesinos, sin ninguna
formación militar, que no servían más que para entorpecer a sus compatriotas y
quitarle el éxito a la victoria. Estaba orgulloso, pero a la vez molesto, pues
había sucedido algo que él no había ni previsto ni mandado. El Coronel
Tavington, quién dirigía el cuerpo de los dragones verdes, cuerpo de caballería
rápida del ejército inglés, cargó de improvisto y sin previo aviso sobre la
milicia americana con furia y rabia, dispuestos a masacrar hasta el último
miliciano durante su retirada.
-Enhorabuena, Milord.- Le dijo su suboficial.
-La infantería de
reserva al centro.- Contestó serio y pensativo Cornwallis. Su intención era
mandar el resto de los casacas rojas tras los estadounidenses, para destruirlos
de un vez por todas. Esta era una de las batallas que iban a decidir el curso
de la Revolución Americana, y no estaba dispuesto a perder la batalla.
-Pero Milord, si
ya ha conquistado el terreno.
- Y ahora
conquistaremos su ánimo. Mande a todo el batallón tras esa colina y
aplástenles.- Contestó el Teniente aún más enfadado.- Hoy se acabará.
Los casacas rojas
estaba pisándole los talones a la milicia de Benjamin Martin, nuestro
protagonista. Un miliciano de origen burgués-bajo que era un patriota, pero
tenía un buen sentido común, junto con una capacidad estratégica inmensa. Había
reunido en los últimos dos años a unos 80 hombres que se dedicaban a atacar a
los casacas rojas con la técnica de guerra de guerrillas: atacando y escondiéndose.
Sus victorias eran conocidas en todo el Ejército Continental (Estadounidense),
pero no todo habían sido victorias; el Coronel Tavington, líder de la
caballería inglesa había matado a dos de sus siete hijos, y no estaba dispuesto
a dejarle vivir.
Los estadounidenses subieron la colina, donde se encontraba una vieja iglesia ya en ruinas, la bordearon y bajaron la colina por el otro lado lo más rápido que pudieron. Los ingleses, oliéndose ya la victoria, los perseguían a una distancia de 100 metros, pero cuando comenzaron a bajar la colina, entendieron que habían caído en una trampa. Benjamin y sus hombres llegaron hasta una línea formada por 3 batallones de 300 soldados estadounidenses, y se tiraron al suelo, permitiendo a los soldados disparar únicamente a soldados británicos. Detrás de estos había otros tantos soldados y por detrás se podían ver varios cañones, tanto de largo como de corto alcance.
-¡APUNTEN!- Gritó el Coronel Harry Burwell, amigo de Benjamin y jefe de todas las tropas americanas
presentes. Cuando vio que todos los milicianos estaban en el suelo, a buen
resguardo de las balas de sus compatriotas gritó.-¡FUEGO!
Un sonido como un trueno se produjo al instante, todos los soldados de la vanguardia dispararon con el mosquete, a la vez que comenzaron a hacer lo mismo los cañones. Las tropas inglesas, que no se esperaban ese ataque comenzaron a caer como kosakos, heridos, muertos, mutilados….. Aceleraron el paso para acercarse a las líneas rebeldes.Pero mientras los regulares cargaban, los milicianos levantaron los fusiles e dispararon una hondonada, y sin recargar, le gritó Benjamin a sus hombres:-¡CARGUEN!
sábado, 5 de mayo de 2012
Alzaos una y otra vez hasta que los corderos sean leones
-Un rey no negocia la lealtad que todo súbdito le debe. Sin la lealtad, no hay reino, ¡no hay nada! .-dijo el rey.
Se hizo el silencio, le estaban recriminando al rey de Inglaterra su injusticia y crueldad, pero lo único que iban a conseguir era ser la próxima cena de los perros.
De entre la gente apareció un hombre, bajo y fuerte, que decía venir en nombre de un noble, aunque no vestía como tal. Se puso enfrente del rey Juan y le dijo:
-Vengo en nombre de Sir Walter Loxley.
-Hablad, si debéis hacerlo.- Le contestó el rey.
-Si pretendéis construir el futuro, debéis asentar fuertemente los cimientos. Las leyes de estas tierras someten al pueblo a su rey. Un rey que exige lealtad, pero que no ofrece nada a cambio. Yo he recorrido de Francia, a Palestina y vuelta. Y yo se que la tiranía solo alberga el fracaso.
Algunos valientes comenzaron a vitorearle, apoyarle y secundarlo por lo bajo, pues el rey estaba atento a ellos, pero a su vez perplejo por las palabras de aquel hombre.
-Un país se construye como un catedral, desde la base hacia arriba. Dad poder a todo hombre, y vos ganareis fuerza.
-Vaya quien se opondría a palabras tan razonables.- dijo el rey con tono de mofa, intentando quitarle dramatismo a la situación.
El pueblo había pasado de unos poco murmullos a grandes gritos de sinceridad, estaban de acuerdo con el sirviente de ese tal Loxley. Eran más de 500, el rey no podía ajusticiar a tantos, si intentaban poner al rey en su sitio todos a la vez, quizá lo lograrán sin salir muy escaldados. La unión haría la fuerza.
-Si su majestad quisiese ofrecer justicia; justicia en forma de una carta de libertades, que permita a cada hombre proveer a los suyos, estar a salvo de ser condenado sin una causa o encarcelado sin cargos. ¡Trabajar, comer y vivir del sudor de su propia frente! y ser tan feliz como pueda; ese rey sería grande, y no solo recibiría la lealtad de su pueblo, sino también su amor.
-¿Y qué es lo que queréis?¿Un castillo para cada hombre?.- contesto el rey para defenderse de las ardientes palabras de Robin.
-¿Y por qué no?- respondió una de las personas presentes en la plaza de aquel inhóspito pueblo donde el rey había reunido a su ejército.
- Para todo inglés su hogar es su castillo.- dijo Robin Longstride a la vez que todos los presentes profirieron un grito de júbilo y apoyo- Lo que pedimos, majestad, es libertad. Libertad por Ley, que es lo que todo hombre se merece.
Unos meses después de esto, el rey Juan I de Inglaterra, también conocido como Juan Sin Tierra, hermano de Ricardo Corazón de León, firmo la Magna Carta Liberatum o Carta Magna, en la la que el y todos los nobles ingleses se comprometían a crear leyes que buscasen el beneficio del pueblo, y no el beneficio propio.
Alzaos una y otra vez hasta que los corderos se vuelvan leones.
Se hizo el silencio, le estaban recriminando al rey de Inglaterra su injusticia y crueldad, pero lo único que iban a conseguir era ser la próxima cena de los perros.
De entre la gente apareció un hombre, bajo y fuerte, que decía venir en nombre de un noble, aunque no vestía como tal. Se puso enfrente del rey Juan y le dijo:
-Vengo en nombre de Sir Walter Loxley.
-Hablad, si debéis hacerlo.- Le contestó el rey.
-Si pretendéis construir el futuro, debéis asentar fuertemente los cimientos. Las leyes de estas tierras someten al pueblo a su rey. Un rey que exige lealtad, pero que no ofrece nada a cambio. Yo he recorrido de Francia, a Palestina y vuelta. Y yo se que la tiranía solo alberga el fracaso.
Algunos valientes comenzaron a vitorearle, apoyarle y secundarlo por lo bajo, pues el rey estaba atento a ellos, pero a su vez perplejo por las palabras de aquel hombre.
-Un país se construye como un catedral, desde la base hacia arriba. Dad poder a todo hombre, y vos ganareis fuerza.
-Vaya quien se opondría a palabras tan razonables.- dijo el rey con tono de mofa, intentando quitarle dramatismo a la situación.
El pueblo había pasado de unos poco murmullos a grandes gritos de sinceridad, estaban de acuerdo con el sirviente de ese tal Loxley. Eran más de 500, el rey no podía ajusticiar a tantos, si intentaban poner al rey en su sitio todos a la vez, quizá lo lograrán sin salir muy escaldados. La unión haría la fuerza.
-Si su majestad quisiese ofrecer justicia; justicia en forma de una carta de libertades, que permita a cada hombre proveer a los suyos, estar a salvo de ser condenado sin una causa o encarcelado sin cargos. ¡Trabajar, comer y vivir del sudor de su propia frente! y ser tan feliz como pueda; ese rey sería grande, y no solo recibiría la lealtad de su pueblo, sino también su amor.
-¿Y qué es lo que queréis?¿Un castillo para cada hombre?.- contesto el rey para defenderse de las ardientes palabras de Robin.
-¿Y por qué no?- respondió una de las personas presentes en la plaza de aquel inhóspito pueblo donde el rey había reunido a su ejército.
- Para todo inglés su hogar es su castillo.- dijo Robin Longstride a la vez que todos los presentes profirieron un grito de júbilo y apoyo- Lo que pedimos, majestad, es libertad. Libertad por Ley, que es lo que todo hombre se merece.
Unos meses después de esto, el rey Juan I de Inglaterra, también conocido como Juan Sin Tierra, hermano de Ricardo Corazón de León, firmo la Magna Carta Liberatum o Carta Magna, en la la que el y todos los nobles ingleses se comprometían a crear leyes que buscasen el beneficio del pueblo, y no el beneficio propio.
Alzaos una y otra vez hasta que los corderos se vuelvan leones.
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