martes, 6 de noviembre de 2012

Eres música

Para unos un modo de diversión, un símbolo de esperanza, te apoya cuando todo está oscuro, te levanta cuando tu moral se desploma, te hace aprovechar los momentos con los amigos.  Eres la flecha sincera que rasga la noche dando  paso a luminosos rayos de luz que iluminan mi camino; corcheas sinceras que me evaden, que me enseñan a sulfurarme, a decir todo lo pienso, a relajarme, a apreciar al que me abraza por gusto y al que me da su mano para luego cortármela; realzas el amor y el odio, eres el arma más peligrosa, estás en las manos de los pobres y los ricos, de reyes y sabios, de sacerdotes, de filósofos, científicos.  Eres la mayoría de los pensamientos que suenan en mi cabeza, me acompañas enfrente de la estufa de mi despacho, en mi cama en las noches inquietas, en momentos de la peña y verbenas con los amigos.  Los problemas se van cuando apareces de la nada; eres mis recuerdos de mi infancia cuando recuerdo escuchar a mi hermano interpretando a el Alla Turca, a mi compañero Carlos tocando mientras hace teatro, a Alberto con la guitarra, demostrando que nunca es tarde para empezar, Jorge e Inés tocando un blues o David con la bandurria llevándonos a tiempos medievales. Adoro  los momentos en los que invades mi cabeza, pero disfruto más cuando te hago hablar a través de las teclas de mi piano. Eres uno de los motores de mi día a día. Eres música.


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