domingo, 11 de septiembre de 2016

El Camino de Santiago, siete días de ilusión.

La pregunta que más escuchas cuando vuelves es, ¿qué tal el Camino?...Buff, menuda pregunta. Cada vez que intento responderla no encuentro una sola palabra que pueda expresar mi experiencia, necesitas darte tiempo, para moldear la idea y poder obtener una descripción cercana.

Para empezar, el Camino de Santiago ha sido el VIAJE del verano, por excelencia. Aunque rehusé la propuesta de mi amiga Cristina en Junio, me dije a mi mismo: -Macho, vaya planazo. Pero por horario laboral no tenía seguro que fuese a poder hacerlo. No fue hasta que, por casualidad, me enteré de que mis amigos del Colegio Mayor Álvaro y Aleix también iban, entonces me di cuenta de las posibilidades que ofrecía este viaje. Se trataba de un viaje que organizaban unas estudiantes universitarias de Valencia, se hacían llamar HAKUNA, y lo ofrecían a quién tuviese ganas de aventuras. Total, que acabamos yendo 32 personas que apenas nos conocíamos y yo, cómo no, estaba ahí de carambola.

Lo que no podía esperar es que 31 personas te puedan cambiar tanto en apenas siete días. Después de esto he llegado a una conclusión, estar con personas buenas te hacen querer ser mejor persona. Por que desde luego, que todos eran bellísimas personas. Durante todo el Camino, tanto en los albergues, en las caminatas, en las cenas, en las barbacoas, en las horas de canto, el aire que se respiraba era alegre. Nos acabábamos de conocer y aun así nos veíamos, nos comprendíamos y finalmente, nos alegrábamos de estar compartiendo este viaje.

 Pasar una semana atravesando Galicia ha sido extraordinario, acostumbrado a ver pinares y carrascales secos, de repente te topas con un paisaje mucho más verde y nutrido, lleno de roble carballo (Quercus robur) y plantaciones de eucaliptos (Eucaliptus). Caminar de madrugada entre la niebla matinal y encontrarse a vacas cada cien metros ha sido lo normal. Seguramente, si ya llevas tiempo leyendo este blog o si me conoces, sabes que siempre tengo algún libro en la cabeza. Tuve la suerte de leerme el año pasado el libro Iacobus de Matilde Asensi, que narra la historia de Galcerán de Bonr, alias Il Perquisitore, un monje de la Orden Hospilataria que realiza la ruta jacobea intentando resolver la misteriosa desaparición de monjes templarios tras las disolución de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo en 1314. No está mal mezclar un viaje con un poco de literatura.

Como recuerdo, podría llevarme todo lo vivido y experimentado estos siete días. Pero en primer lugar van las personas. Gracias a Aurelio, Aleix, Cobachín , Cris, Estefi, Jaime, María, Nacho, a las Isabeles,  a las Sonsoles y a las gemelas, a Nacho y Mariamparo, Rubén, Javi, Pablo, Arantxa, Clara, Eugenia, Carmen 1 y Carmen 2, a Marina, Teresa y Pilar. Y como olvidarme de Chiki, Pilar, Carla y Juan Pablo, que se han encargado de organizar todo esta viaje, cosa que no ha sido nada sencilla.


Con esto despido ya la entrada, muchas gracias Hakuna por organizar este viaje y reunir a gente tan increíble.
Buen Camino.


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