martes, 16 de septiembre de 2014

Mi experiencia en Burnham Beeches

Durante las dos ultimas semanas de Julio, tras el final de mis exámenes, fui a participar como voluntario al inhóspito bosque de Burnham Beeches (BB), situado en el condado de Bukinghamshire, a 50 kilómetros al oeste de Londres. Allí me alojé en la casa de Helen Read, una bióloga experta en árboles antiguos, que trabajaba en este bosque en el sector de conservación forestal, juntos con otras personas. La estancia en casa de Helen fue cálida, ya que tanto ella como su marido, Mark, me atendieron plenamente y me ayudaron en todo lo que pudieron.




Burnham Beeches es un bosque propiedad de City of London Corporation, y su uso actual es el de lugar turístico, así como un lugar donde las vacas pueden pastar libremente, de hecho no era difícil encontrarse a pequeños grupos paseando por los caminos del parque, devorando la hierba fresca que crecía entre los sauces. También tenían algunos caballos salvajes a los que llamaban "ponies", pero que eran bastante más grandes y musculados que los ponys domésticos.



Mi trabajo cómo voluntario en BB fue muy variado, pues prácticamente cada día Helen me asignaba una tarea diferente. Algunos días trabajaba con ella recorriendo el bosque en busca de indicadores vegetales de la situación del ecosistema. Por ejemplo, debíamos buscar 10 manzanos con fruto, o 5 sauces jóvenes para poder analizar y considerar la situación real del bosque (así con otras 70 plantas, cuya traducción se me escapa y que pocas sabía reconocer). Otro día me puso en manos de los "ecovolunteers" y nos dedicamos a recoger muestras de invertebrados que caían en sencillas trampas que previamente habían colocado en lugares frecuentados por estos. Las trampas consistían en un vaso lleno de anticongelante enterrado a ras del suelo. Posteriormente los separábamos en el laboratorio del BB y los agrupábamos en distintos grupos.
Otro día nos dedicamos a analizar la proporción de plantas que podíamos encontrar atleatoriamente en una parcela de un tremedal usado para el pasto de los "ponies". En esta analizábamos las especies de todas las plantas que encontrábamos, el porcentaje de aparición y la altura media.


También pude trabajar con los voluntarios en tareas más manuales de jardinería y cuidado del bosque con los voluntarios de BB, dirigidos por Ed (un escocés muy amable y bromista) con los que estuve dos días. Con ellos despejamos los caminos podando las ramas que crecían demasiado, arreglábamos cursos de agua que se llenaban de hojas y piedras y comenzamos a construir una valla para colocar más animales de pasto en el parque.


También tuve la suerte de asistir al ochenta cumpleaños de Ted Green , uno de los mejores fitopatólogos de toda Gran Bretaña y un amante y experto del mundo de los árboles viejos. Acudí allí con Helen y con Mark, y Ted me cedió la oportunidad de explicarle a sus colegas el gran trabajo que está realizando mi padre sobre el Chopo Cabecero. Aunque me daba un poco de corte, me lancé al ataque con lo que pude. Allí volví a ver a Rob y a Jill Butler, expertos también de los árboles que conocía debido a su estancia en Teruel para asistir a la Fiesta del Chopo Cabecero, o como Ted McBride y Rob decían: Chopo...¡FIESTA!


Como conclusión, no puedo estar más agradecido a Helen Read y su marido por acogerme en su casa y dejarme pasar esta increíble temporada con ellos, donde he podido refrescar mi inglés y continuar con mi formación de biólogo, así como visitar el centro de Inglaterra.



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