miércoles, 6 de febrero de 2013

Oh Capitán, mi capitán

Hoy en clase hemos visto la famosa película El Club de los Poetas Muertos. La película trata de unos alumnos de un colegio, durante su último año antes de ir a la Universidad, tienen un profesor de literatura que se sale un poco de lo normal. En vez de pedirles estudiar, les enseña a los autores clásicos para que les sirvan de ejemplo y de inspiración, les anima a que escriban poemas y a que los lean en público. Les enseña a que amen la poesía y les anima a que la sientan. Ellos, entusiasmados, crean un club secreto en el que se reúnen para leer poesía y para comentar reflexiones, bajo el lema Carpe Diem.



Con el uso de estas palabras, los estudiantes descubren las oportunidades que les brinda la vida si se atreven a hacerle frente; al amor por lo nuevo, por el arte, por la aventura; el saber aprovechar tus capacidades para hacer lo que realmente quieres.Para mí, el mensaje de esta película es realmente positivo y puede que a más de uno les sirva de inspiración para lanzarse a comerse el mundo y hacer de la vida algo alegre y hermoso.



Este poema de Walt Whitman, es nombrado por el profesor varias veces a lo largo de la película.


Oh capitán, mi capitán
Oh Capitán, mi Capitán:
nuestro azaroso viaje ha terminado.
Al fin venció la nave y el premio fue ganado.
Ya el puerto se halla próximo,
ya se oye la campana
y ver se puede el pueblo entre vítores, con la mirada sigue la nao soberana.
Mas ¿no ves, corazón, oh corazón,
como los hilos rojos van rodando
sobre el puente en el cual mi Capitán
permanece extendido, helado y muerto?
Oh Capitán, mi Capitán:
levántate aguerrido y escucha cual te llaman
tropeles de campanas.
Por ti se izan banderas y los clarines claman.
Son para ti los ramos, las coronas, las cintas.
Por ti la multitud se arremolina,
por ti llora, por ti su alma llamea
y la mirada ansiosa, con verte, se recrea.
Oh Capitán, ¡mi Padre amado!
Voy mi brazo a poner sobre tu cuello.
Es sólo una ilusión que en este puente
te encuentres extendido, helado y muerto.
Mi padre no responde.
Sus labios no se mueven.
Está pálido, pálido. Casi sin pulso, inerte.
No puede ya animarle mi ansioso brazo fuerte.
Anclada está la nave: su ruta ha concluido.
Feliz entra en el puerto de vuelta de su viaje.
La nave ya ha vencido la furia del oleaje.
Oh playas, alegraos; sonad, claras campanas
en tanto que camino con paso triste, incierto, 
por el puente do está mi Capitán
para siempre extendido, helado y muerto.





2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Soy aficionado al cine aunque veo que no compartimos el mismo gusto cinematográfico (no me interesa en absoluto el mundo de hobits y similares), de todas formas me han interesado tus comentarios sobre "El Club de los poetas muertos", película con indudables valores cinematográficos pero con alguna escena muy dura. Creo que fomenta un tipo de enseñanza poco convencional basada sobre todo en estimular la libertad del alumno, circunstancia que desgraciadamente no está de moda y es difícil de aplicar en nuestras facultades e institutos. Te animo a que comentes nuevos films.

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