lunes, 15 de octubre de 2012

Palabras de Chús Jordá en el Acto de Clausura del XXV Certamen de Jóvenes Investigadores.

Autoridades, Presidente del Jurado del Certamen Jovenes Investigadores, amigas y amigos:

“El tejer y destejer del tiempo, genuina Penélope de la vida humana, me coloca de nuevo ante vosotros”*, como director científico y secretario del jurado del Certamen Jóvenes Investigadores, para cumplir con el “apotegma ciceroniano de ser `testigo de los tiempos´"”*, y, para no demorar más el momento tan esperado por todos de la lectura del acta con el fallo del jurado, trataré de hacerlo siguiendo el consejo de Baltasar Gracián: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno; y aun lo malo, si breve, no tan malo".

En estos días que hemos pasado en el CEULAJ de Mollina, donde muchos llegásteis viajando en un tranvía desde Murcia, hemos asistido a la inauguración del Teatro Real de Madrid en la temporada lírica 1850-1851, iluminado por la energía generada por un motor Stirling alfa ecológico costruido en la fábrica Victorio Luzuriaga S.A. de Pasajes Antxo, al que aplicamos la constante de Avogadro para calcular el número de átomos presentes en el gas de sus cilindros.

En el teatro, se representaba, en aranés y gardiol, el nuevo musical de una estrella emergente del pop internacional, que, como como estrella que era, sobrevivía en el espacio cerca de los límites del universo, vestida con ropa de marca y cuyos derechos de autor estaban debidamente protegidos gracias a una guía, si bien algunos (los menos jóvenes) no pudimos escuchar las altas frecuencias emitidas por los protagonistas, personajes de Emilia Pardo Bazán que habían sobrepasado la tasa de alcoholemia y sufrían una Intoxicación aguda producida por la adormidera proporcionada por el misterioso dios Hypnos de Jumilla, lo que les llevó a entablar una guerra de géneros en la que no llegaron a sobrepasar la ley de Hooke cuando sometieron sus cabellos a esfuerzos de tensión también conocidos como tirones del pelo.

Esta situación nos dio algo de miedo, que superamos tras acariciar a un golden retriever, cuyo pelo no nos produjo asma, pero tras lo cual procedimos a una higienización protocolizada de nuestras manos, de variada pigmentación cutánea, debida al resultado de un curioso sistema de matrimonios regidos por el álgebra abstracta de los grupos abelianos, higienización que realizamos con jabón y agua, procedente esta de la fuente de Jumilla cuyo caudal estudiamos mediante la ley de Stokes, antes de que llegara a unas salinas tradicionales que exploramos con un robot submarino open frame, propulsado por pilas microbianas alimentadas por el barro de los lagos situados al pie de los glaciares alpinos y escandinavos en retroceso.

Todo esto abrió nuestro apetito, que saciamos con zumo de naranja esterilizado mediante ultrasonidos controlados a distancia por dispositivos inalámbricos seguros, lo que nos permitió dar grandes saltos que hicieron vibrar la superficie terrestre en Lorca, con desastrosos efectos para uno de los aspectos desencadenantes de la crisis económica cuyas repercusiones éticas nos llevaron a proponer cambios en el sistema electoral, reunidos todos en una plaza de Alcantarilla que emitía altas dosis de radiación ionizante, quizá responsable de la baja presencia de ciervos volantes en las riberas de Calamocha, donde pudimos esquivar las ramas bajas de los árboles con gafas especiales para invidente.

Al final, gracias a profesores modelo, el éxito es de todos.


*Con licencia del arqueólogo y etnógrafo Ismael del Pan (1930).


Jesús F. Jordá en la clausura del XXV Certamen Jóvenes Investigadores



No hay comentarios:

Publicar un comentario