viernes, 21 de septiembre de 2012

Agosto 2012

Ahora que ya hemos comenzado el curso, y que todos estamos con la cabeza puesta en los estudios, quisiera echar una gustosa y cariñosa mirada atrás para recordar los mejores momentos del verano.

Para empezar, quisiera decir que este ha sido el mejor verano del que tengo memoria y esto ha sido posible gracias a la gran cantidad de gente con la que lo he compartido; la comida de clase a finales de Junio en la piscina de casa de Alba, la inolvidable experiencia de Irlanda (la cual he descrito ya en otra entrada y no deseo enrollarme más con ella), esas mañanas en la piscina con Alberto y Jorge, las noches de cenas de despedida (que fueron 3 o 4) de Santiago, la excursión a Anento, el irme a correr con Lucía por la mañana, ir con mi padre a jugar al tenis o ponerme a ver la tele con mi madre por la noche. Todo son cosas que ahora echo de menos y que aún no me he acostumbrado a su ausencia.

Pero, sin lugar a dudas, los mejores días de este verano han sido las FIESTAS PATRONALES DE CALAMOCHA!!!!!!! Comenzaron el sábado 12 con el desfile de disfraces de la Peña la Unión, en el cual toda la gente del pueblo se disfraza con los amigos y disfrutan de una tarde y una noche de diversión plena. Barbies, galletas, Franks de la Jungla,.....los disfraces eran muy diversos, y estaban muy logrados, pero nosotros no defraudamos a la Unión saliendo disfrazados de submarinistas, un disfraz simple y barato: unas gafas de bucear, una camiseta negra con unas tiras amarillas, unas mayas negras (esta era la parte más incomoda) y dos botellas de plástico (llenas cada una de combustible por si se nos agotaban las fuerzas) unidas con silicona y con unas cintas y cinturones puestas en la espalda a modo de bombonas-mochila. Después de una divertida tarde en el desfile, llegó la noche que la pasamos en la peña, en la casa de Alberto (Alberto, ¿puedo ir al baño? jajajajaja) y en la Unión dándolo todo.





Luego llegó el mejor día: el 14, El Chupinazo. Vamos todos vestidos de blanco para acabar llenos de vino, harina mojada y mayonesa, saltando dentro de la Peña la Unión al son de la charanga "Artistas del Gremio", mientras el pregonero enciende la mecha del petardo que dará incio a las fiestas. Cuando éste estalla todo se vuelve diversión, alegría, locura y para algunos un momento de no saber donde están. Vamos bailando con la charanga hasta la plaza de la Iglesia, donde la reina de las Fiestas,desde el Ayuntamiento, lanza el segundo cohete y la escena se vuelve a repetir. Acabamos la tarde dando una vuelta al pueblo con la charanga mientras bailamos y reímos con los amigos y familiares que nos vamos encontrando. Volvemos a casa, nos damos una ducha a fondo para quitarnos la suciedad, nos ponemos muda blanca y a la peña a cenar. La noche vuelve a ser indescriptible entre bailes, amigos y copas.







Al día siguiente es el día de la Virgen, así que con el uniforme de peñista me reúno con la familia en el Hotel Fidalgo a comer. Estamos casi todos: el yayo, los tíos, los primos, mis padres y mi hermano....solo falta mi primo Pablo que se acababa de ir a Estados Unidos a trabajar. Después una buena siesta y al as 9:00 a la peña a cenar con los amigos. Tras este acontecimiento, nos vamos Bea, Alberto, Santi y yo a la Unión, donde nos encontramos con Laura para ir a ver al gran Show man Pepín Banzo. El espectáculo pasa entre risas y música y después escuchamos al grupo A Pelo y Tú. Después bajamos a las ferias, nos compramos una crêppe cada uno y nos ponemos a hacer el pavo mientras la orquesta del Peirón toca a Bon Jovi.



El día de después, el 16 es el día de nuestro Patrón San Roque. Todos los devotos nos levantamos a las 8 de la mañana hechos polvo, nos ponemos el uniforme, la faja y el cachirulo y hacemos el hermoso dance que caracteriza las fiestas de Calamocha: el baile San Roque, en el que damos todas las fuerzas que nos quedan y se las dedicamos a nuestro patrón. Exaustos, lo terminamos en la plaza de la Iglesia y nos vamos cada uno a su casa a descansar. Tengo una comida familiar con mis abuelos, mi tía y mi primo y dedico la tarde a descansar, pero no logro dormir. A las 9 vuelta a la peña a cenar y después de ir a las ferias nos vamos al concierto de Lagarto Amarillo. Era la 1 de la madrugada, me había levantado a las 8:00 para el dance, habiendo dormido solo 3 horas la noche anterior. El grupo no me gustaba y me estaba quedando roque, cuando decidí tomarme un redbull. A las 2 ya estaba en la cama roncando como un lirón careto.



Llega el 17 el día de San Roquico. Salgo al dance a las 11:30 más fresco que unos tomates de mi huerto y descubro la cara de zombies de mis compañeros de baile. Todos envidian mis 9 horitas de sueño de las que había gozado. Esta vez el dance es más corto, por lo que no acabamos tan cansado como el día anterior. Otra vez comida familiar y siesta y como no a las 9 a la peña. Cenamos y echamos unas traineras, el equipo de chicas (María, Lucía, Bea, Bea Bello y Alicia) contra el de chicos (Carlos, Alberto, Jorge, Santi y yo). Ganamos las dos carreras el equipo masculino y después nos vamos a una actuación que llevaba esperando meses: había venido LURTE. Tras un pasacalles de música folk, vagamos entre nuestra peña, la peña Insomnio y la Peña la Unión, siempre con algún vaso en la mano.

Porfín llega la última noche, la del 18 el entierro de la sardina. Después de estar haciendo el guiri con María, Alberto, Bea Santi, Lucía y Carlos en la peña, nos vamos a la charanga, la cual se despide de todos de manera brutal con música y juegos. Acabamos igual que todas las noches. Al día siguiente volvemos al baile y tras él, vamos todos al río a comer vaca. Volvemos a la peña y nos ponemos a hablar de lo geniales que han sido las fiestas y todos nos vamos contagiando con la enfermedad de la "depresión posfiestas".





Tras las fiestas volvemos  un ritmo más tranquilo, pero también hay momentos inolvidables que merecen mención: la última cena de Santi, la caminata a la Cirujeda, el partido de rugby (aunque fuese solo un dos contra dos) y como no, las fiestas del barrio, pero que en verdad son de todo el pueblo, las fiestas del Santo Cristo. Pero con ello empezó otra historia que debe ser contada en otra ocasión.



1 comentario:

  1. Unas fiestas inolvidables que cada uno las vive como quiere, pero que yo lo único que quiero es que sea 14 DE AGOSTO!

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